Quintana Roo.— Es día festivo, y los trabajadores se relajan porque se celebra el 5 de mayo. Algunos se levantan tarde, otros van con sus familias a desayunar al mercado. En una casa ubicada en el fraccionamiento Nikté, una zona urbana de la ciudad, una familia también disfruta del día feriado.

La pareja se ha levantado tarde y ha comido también tarde. La única que se ha despertado temprano llorando es una bebita de un año de nacida, hija de la joven pareja.

Su madre ha tenido que dejar las sábanas para prepararle una papilla de desayuno, que luego se la da a cucharaditas en una astillada periquera.

La niña ya camina, pero la madre le ha puesto una especie de arnés de tela, que ella misma costuró en su máquina Singer. De lejos parece un chalequito, pero en realidad sirve para que la niña no se caiga al piso. La madre sujeta ese traje infantil de dos correas cuando da breves paseos con su hija.

Luego de que le ha dado de comer, la pone en el piso de la sala de la casa, y ella decide sentarse en el sofá, a cabecear un poco y echarle un ojo a la niña.

De pronto un cabeceo la despierta y ve la sala vacía. El corazón le salta del susto, se pone de pie y comienza a llamar a su pequeña con el nombre que le pusieron.

Cuando revisa en la cocina, ve a la niña con el arnés en el suelo, sentada juntos a unos frascos abiertos. Ella carga a la bebita y la mete a una andadera en la sala.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *