Ana Villalobos rompió en llanto al recordar que pasó hambre, durmió a la intemperie, atravesó ríos y peligrosos parajes de selva virgen junto a su pequeño hijo para migrar de su natal Venezuela a Estados Unidos. Su sacrificio, sin embargo, no rindió frutos y ahora, como miles de compatriotas, clama por un vuelo humanitario que le permita regresar a casa sana y salva.

Decenas de miles de migrantes venezolanos se encuentran varados en México y a lo largo de los países que atraviesan la ruta migratoria rumbo a Estados Unidos luego de que se anunciara un nuevo plan para entrar al país del norte que, en la práctica, le ha cerrado la puerta a quienes huyen de la crisis.

Cansados de dormir en las calles y pasar hambre, decenas de venezolanos como Villalobos y su hijo de ocho años, llegaron el martes por la noche a una casa de migrantes en Ciudad de México, habilitada con recursos de la Iglesia católica, mientras esperan un cupo en algún vuelo humanitario.

“Me quiero devolver a mi país porque nos cerraron la puerta en las narices, no voy a seguir nadando contra la corriente”, confesó, afligida, la venezolana de 27 años. “Con el favor de Dios volveré, pero legalmente”, afirmó mientras veía jugar a su pequeño hijo, Kenyer, a quien no quiere exponer a más peligros.

Villalobos, madre soltera, salió hace unos meses del estado venezolano occidental Zulia junto con su único hijo. Después de trabajar unos meses en Colombia, logró juntar suficiente dinero para emprender su largo periplo hacia Estados Unidos, incluso atravesando la peligrosa selva del Darién, una peligrosa e intransitable región que separa Panamá de Colombia.

En los últimos años, 7.1 millones de venezolanos han abandonado su país, según cifras de la ONU, tratando de escapar del prolongado colapso económico y social de la otrora próspera nación petrolera. Muchos de ellos utilizan México como puente para llegar a Estados Unidos.

Defensores de derechos humanos han criticado el que México siga firmando acuerdos con Estados Unidos cuando no tiene espacio para recibir a más migrantes o nacionales desplazados que también buscan ir a Estados Unidos.

“Todo les parece fácil, simplemente decir ‘déjenlos aquí’, pero ¿dónde?, ¿en las calles?”, se preguntó Luis Carbajal, director de la Pastoral Movilidad Humana de la Arquidiócesis de México, un movimiento mundial dentro de la Iglesia católica dedicado a dar apoyo a migrantes, desplazamiento, refugiados y víctimas de trata.

“VOLVER A EMPEZAR”

Una decena de migrantes entrevistados por Reuters en una casa de asistencia en Ciudad de México, aseguraron que la embajada de su nación les dijo que buscaría apoyo del Gobierno mexicano para habilitar vuelos humanitarios hacia Caracas.

Un primer vuelo con migrantes venezolanos que regresan voluntariamente a su país desde México partió el martes, dijeron a Reuters dos funcionarios de la nación latinoamericana. Viajantes pagaron tarifa reducida de 200 dólares por persona.

Desde 2018, el gobierno de Nicolás Maduro puso en marcha un plan de repatriación voluntaria llamado “vuelta a la patria” para facilitar el regreso de migrantes que carecen de medios propios. Hasta mediados del año, unos 30,000 venezolanos regresaron a casa provenientes de 19 países de Latinoamérica.

“Es mucha gente la que quiere regresar (…), pero también muchos no saben cómo hacerlo porque deben asumir deudas económicas: vendieron su casa, su carro, todo, y tienen que volver a empezar”, sostuvo Yony Ortega, un migrante venezolano que intentó junto con sus tres hermanos llegar a Estados Unidos.

La cancillería mexicana dijo a Reuters, sin dar más detalles, que el miércoles saldría un vuelo pagado por el Gobierno mexicano con migrantes venezolanos que regresan a casa.

El anuncio se hizo mientras decenas de venezolanos protestaron frente a la sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), en Ciudad de México, exigiendo ayuda.

“Ha sido terrible porque todo es ‘no’ en México. No puedo trabajar, las puertas se nos cierran, ni salimos, ni entramos, ni nos dejan cruzar a Estados Unidos”, se lamentó Kerlyn Mora, una migrante venezolana expulsada desde Texas a México a principios de octubre, quien estuvo en la protesta.

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