La firma de origen chileno, que tiene como inversionistas a Manutara y Endurance, abrió oficinas en julio y ya ha entrado a un mercado donde existen 41 millones de personas con acceso a la banca digital.

La fintech chilena ETPay, que permite hacer pagos en comercios físicos y virtuales por medio de transferencias bancarias, aterrizó en Ciudad de México, donde ha cerrado contratos con importantes clientes. 

Según cuentan a DFSUD.com Andrés Bertens y Eduard Justicia, la firma que salió al mercado chileno a mediados de 2020, permite que cualquier persona que tenga una cuenta bancaria pague directamente desde sus fondos, sin tener que operar una tarjeta o pagar comisiones adicionales. Y para los comercios, permite aumentar las opciones de pagos y evita pagar las tasas de un medio de pago con tarjeta que en Chile incluye a las marcas, emisores y el adquirente.

Desde noviembre de 2021 ya tienen Ebitda positivo, y hacen más de 1,5 millones de transferencias mensuales por más de US$ 170 millones solo en Chile. Con ese resultado positivo, decidieron ampliar el horizonte y salir a explorar.

A mediados de 2020 levantaron US$ 200 mil con Manutara Ventures y otros US$ 200 mil que habían invertido entre los socios, con lo que lograron financiar el robot que conecta en segundos a los clientes con sus bancos sin fricciones ni demoras.

Y en mayo de este año cerraron una ronda pre semilla con Endurance; el fundador de Punto Ticket, Dantón Viñales, entre otros. Además, Manutara Ventures mantuvo su inversión en la firma.

Con eso, en julio abrieron una oficina en Ciudad de México con cuatro trabajadores, los que ahora ya suman ocho y fichó clientes como Almacén Gurú, Total Abogados, Alps, Quiero mi PC, Mobbit, “y estamos en negociación de contratos con un concertador de pagos, el brazo financiero de un retailer y un e-commerce muy grande en Latinoamérica en el área de cuidados para el hogar”, dicen. 

 

Open Banking en México

“El ecosistema de open banking en México es mucho más maduro que en Chile. México llevaba más de cuatro años, más de 500 start up en el vertical de fintech, la CNMV, el regulador financiero, y Banxico, el banco central de México, han sido players fundamentales en establecer las reglas del juego y han liberado no solo la agregación de cuentas, sino el sistema para iniciar los pagos”, explica Andrés Bertens, un ex ejecutivo bancario y ex country manager de Fintonic en Chile.

Eduard Justicia, también ex Fintonic global, apunta a que hay más de 41 millones de personas que tienen acceso a banca en línea, y esos son potenciales clientes para adoptar su solución de pago, sumado al empuje del e-commerce que, por la densidad en México al ser más de 130 millones de habitantes, se ha multiplicado por 3 y por 4 durante la pandemia y dichos números han tendido a mantenerse.

“Existe CoDi y Transferencia express en México, y nosotros juntamos todo en un mismo panel digital, sin ir a la banca en línea, todo desde el comercio y en solo un par de pasos. Solo necesitan su celular y estar en la web del comercio, el proceso es mucho mejor que Chile”, apuntan los socios.

Con ese producto entre manos, salieron a buscar clientes y la recepción fue excelente. Ahora la proyección es cubrir el pago de servicios básicos, cuya digitalización en México aún es baja; además de apuntar al e-commerce y delivery de comida y las billeteras digitales. “Para no recargar la billetera digital con tarjetas y sus comisiones, sino directo con transferencias. También queremos convertirnos en una alternativa para el pago de tarjetas de casas comerciales, que en México aún es muy fuerte”, apunta Bertens.

A pesar de que son una empresa positiva y con utilidades operacionales desde noviembre del año pasado, hicieron un aumento de capital y con esos recursos están financiando el arribo a México.

“Es posible hacer un nuevo aumento en un par de meses más para hacer un salto cuantitativo. Hoy crecemos orgánicamente, pero podríamos querer crecer más rápido en México, y no se descarta crecer inorgánicamente. Mirando quizá ampliar alguna línea de negocio y eso podría ser inorgánico, pero todavía todo es muy preliminar, y sería una adquisición particular, no una fusión”, acota el fundador.

 

Fricciones en Chile

Volviendo a la realidad chilena, Justicia dice que el pago por transferencia no era una competencia real del débito. “Lo primero era que las empresas y las personas confiaran en la tecnología, en entregar las claves y hacer la operación limpia”, y hoy tienen clientes únicos con 500 mil pagos al mes. Dentro del listado de los cerca de 100 clientes que suman aparecen Servipag, Unired, Hites, WOM, Movistar, Aguas Andinas.

“El caso base de la dificultad en Chile es que no hay open banking. En Europa te conectas al banco con una API y haces todo fácil. Lo difícil era programar y hacer que los robots se pudieran meter a los bancos y pudieran hacer la iniciación de pagos, en forma masiva y segura. En Brasil por ejemplo, el principal método de pago es Pix, que lo maneja el Banco Central, y opera bajo un modelo pay by bank, como el nuestro”, explican.

De hecho, tuvieron controversias, por ejemplo, con el Banco Estado en Chile,   cuyo gran temor era el fraude, y tras largas conversaciones llegaron a un acuerdo y hoy sí operan con ellos.

Sobre la discusión de medios de pago actualmente en Chile, Bertens y Justicia defienden su solución. “No requiere de tantos intervinientes, es mucho más barata, no hay modelo de cuatro partes, ni una serie de distintas comisiones. Pagar con tarjeta es caro. Si tienes cuenta corriente, hoy podrías pagar con pay by bank, que soporta precios infinitamente inferiores”, dicen.

“Esto de emisor, comercio, cliente, marcas, está montado sobre una tecnología del año 2000 que lleva aparejado un coste, y que luego hay que repartirse esa tasa y hay muchos participantes. Entiendo que exista eso, pero la tecnología ha ido habilitando soluciones como la nuestra que no solo reduce los costos, sino que reduce el reparto de esa tasa”, apunta Justicia.

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