En un esfuerzo por mitigar la contaminación en Tula, Hidalgo, y transformar una de las ciudades más afectadas por este problema en un polo de desarrollo sostenible, la Fundación de Desarrollo Sustentable y Cambio Climático de Hidalgo tiene la propuesta de la instalación de una planta termosolar, proyecto que requiere una inversión estimada entre 1,500 y 2,000 millones de dólares.

Víctor Gómez Navarro, presidente de la fundación, detalló a El Economista que la solución integral incluye la instalación de una planta termosolar de torre en un terreno de casi 700 hectáreas, anteriormente destinado a una refinería que nunca se construyó; este proyecto no sólo generaría energía limpia, sino que también contemplaría la implementación de plantas captadoras de CO2 para reducir los gases de efecto invernadero.

“Con esta inversión podemos resolver gran parte de la polución atmosférica, así como mejorar la calidad de vida de los habitantes de Tula y sus alrededores, quienes han sufrido por décadas los efectos de diversas industrias contaminantes, como la refinería, la termoeléctrica y las plantas cementeras”, afirmó Gómez Navarro.

La contaminación en Tula se remonta varias décadas atrás. Los primeros intentos por abordar el problema ambiental de la zona datan de mediados de la década de 1980, cuando el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) otorgó una subvención para iniciar estudios y planes de construcción de la planta termosolar. Sin embargo, debido a que “la Comisión Federal de Electricidad no consideró prioritario el desarrollo de energía solar, el proyecto fue archivado y los recursos destinados a otras iniciativas”.

Gómez Navarro agregó que esta falta de continuidad en los proyectos ambientales ha contribuido al deterioro progresivo de la región. A lo largo de los años, la contaminación acumulada afecta severamente la calidad de vida de los habitantes de Tula y sus alrededores, propiciando un aumento en enfermedades respiratorias, de la piel y cáncer.

Apoyo internacional
Sobre la inversión estimada entre 1,500 y 2,000 millones de dólares para el proyecto, la fundación plantea una combinación de recursos provenientes de los gobiernos estatal y federal, créditos blandos y la inversión de particulares.

Gómez Navarro destacó la importancia de la colaboración internacional y la voluntad política para que el próximo gobierno federal abrace esta causa y se alineen las diversas entidades necesarias, como la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE).

Nueva relevancia
Aunque los primeros estudios de factibilidad se realizaron en 2010, la propuesta ha cobrado nueva relevancia en el contexto de los actuales acuerdos globales sobre cambio climático. La Fundación ha estado en contacto con la Agencia Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ), la cual mostró interés durante una presentación en la COP28, aunque los acercamientos han sido lentos.

El especialista enfatizó que este proyecto no sólo beneficiará a Tula, sino también contribuirá a los esfuerzos nacionales e internacionales para reducir las emisiones de CO2 y combatir el cambio climático. “Estamos en un punto crítico donde la mitigación de la contaminación debe ser más drástica y urgente”, concluyó.

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