Las personas que forman la generación X y los millennials en Estados Unidos tienen más riesgo de desarrollar 17 tipos de cáncer, entre ellos de mamá, páncreas y gástrico, en comparación con los grupos de mayor edad, sugiere un estudio que publica The Lancet Public Health.
La investigación encabezada por la Sociedad Americana del Cáncer (ACS) indica que las tendencias de mortalidad también aumentaron junto con la incidencia de los cánceres de hígado (solo en mujeres), cuerpo uterino, vesícula biliar, testículos y colorrectal.
Estos resultados se suman “a las pruebas cada vez más numerosas del aumento del riesgo de cáncer en las generaciones posteriores al ‘baby boom’”, destacó la autora principal del estudio, Hyuna Sung, de la ACS.
Además, amplían los hallazgos anteriores sobre el cáncer colorrectal de aparición precoz y algunos asociados a la obesidad para abarcar una gama más amplia de tipos de cáncer.
El análisis incluyó datos de incidencia de 23.6 millones de pacientes diagnosticados de 34 tipos de cáncer y cifras de mortalidad de 7,3 millones de personas por 25 tipos de cáncer. Los participantes tenían entre 25 y 84 años y la información se recogió entre enero de 2000 y diciembre de 2019.
Los grupos de personas clasificadas por su año de nacimiento (cohortes de nacimiento) comparten entornos sociales, económicos, políticos y climáticos únicos, que afectan a su exposición a factores de riesgo de cáncer durante sus años cruciales de desarrollo.
Los investigadores identificaron tendencias de cáncer asociadas a los años de nacimiento, pero aún no tienen “una explicación clara de por qué aumentan estas tasas”, agregó Sung.
La generación X comprende a los nacidos entre 1965 y 1981, mientras se considera millennial al periodo de 1982 a 1994.
Para comparar las tasas de cáncer entre generaciones, calcularon las de incidencia y mortalidad específicas de cada cohorte, ajustadas por el efecto de la edad y del periodo, por años de nacimiento, separadas por intervalos de cinco años, desde 1920 hasta 1990.
Los resultados señalan, entre otras cosas, que la tasa de incidencia fue aproximadamente de dos a tres veces mayor en la cohorte de nacimiento de 1990 que en la de 1955 para los cánceres de páncreas, riñón e intestino delgado, en hombres y mujeres; y para el cáncer de hígado en mujeres.
Entre los distintos tipos de cáncer, la tasa de incidencia en la cohorte de nacimiento de 1990 osciló entre el 12 % para el cáncer de ovario y el 169 % para el útero superior a la tasa de la cohorte de nacimiento con la tasa de incidencia más baja.
Las tasas de mortalidad aumentaron en las cohortes de nacimiento sucesivamente más jóvenes junto con las tasas de incidencia de cáncer de hígado (solo mujeres), útero, vesícula biliar, testículos y colorrectal.
El aumento de las tasas de cáncer entre este grupo de personas más jóvenes indica cambios generacionales en el riesgo de cáncer y suele servir como indicador precoz de la futura carga de cáncer en el país.
Sin intervenciones eficaces a nivel poblacional y dado que el riesgo elevado en las generaciones más jóvenes se traslada a medida que las personas envejecen, “podría producirse un aumento general de la carga de cáncer en el futuro, deteniendo o revirtiendo décadas de progreso contra la enfermedad”, destacó la también firmante Ahmedin Jemal.
Los datos ponen de relieve, agregó el experto, “la necesidad crítica de identificar y abordar los factores de riesgo subyacentes en las poblaciones Gen X y millennial para informar las estrategias de prevención”.