En el país hay municipios cuya economía depende casi en su totalidad de la actividad turística, tal es el caso de San Miguel de Allende, en Guanajuato, donde 85% del Producto Interno Bruto proviene de dicho sector.

Durante el 2023 el municipio recibió 2 millones de visitantes, que dejaron una derrama económica de 5,500 millones de pesos, informó a El Economista Tania Castillo, directora de Turismo y Desarrollo Económico de San Miguel de Allende, quien considera que es un porcentaje bastante alto en comparación con el tamaño del municipio.

San Miguel de Allende se posiciona muy bien en el tema de servicios de hotelería, restaurantes y comercio; pero su fuerte es el sector de turismo de romance “tenemos alrededor de más de 800 bodas al año que dejan más de 3,000 millones de pesos al municipio”, señaló.

Estos eventos de romance permean en toda la cadena de valor del municipio, no sólo a los hoteles que son sede; el promedio de estancia por evento de boda es de cuatro días, entonces los asistentes dejan una derrama económica en cada uno de los segmentos del municipio beneficiando principalmente a la proveeduría local.

Estrategias
Castillo señaló que San Miguel de Allende fue uno de los primeros municipios en recuperarse de la pandemia, con una estrategia de constante evolución que consiste en la atracción de festivales, restaurantes cadenas de hoteles internacionales “que esto también ayuda para poder seguir dando empleos a toda la gente local y si no es local a toda la gente de otros municipios, y regionalizar esta economía.”

La ocupación hotelera en el pasado periodo vacacional de Semana Santa estuvo en 95 por ciento. El estado ya está posicionado como destino turístico y también está segmentado, pues sus visitantes suelen ser personas con mayor poder adquisitivo y que generalmente dejan más derrama económica.

Los turistas nacionales que visitan San Miguel son principalmente de Monterrey, Ciudad de México, Guadalajara, y Querétaro. A nivel internacional predominan los estadounidenses, también personas de Canadá, Colombia y un auge de turistas europeos, explicó Tania Castillo.

A decir de la funcionaria, la estrategia de San Miguel de Allende es enfocarse en ser sede de eventos como bodas, atendiendo a la diversidad de estas uniones, por ello entre gobierno y la Iniciativa Privada promueven el destino y la llegada de hoteles que se especialicen en bridar estos servicios.

Pero también han tenido que gestionar el fenómeno de las aplicaciones de alojamiento tipo Airbnb, “entendemos que la forma de viajar ha cambiado y la gente busca este tipo de plataformas”, por eso San Miguel de Allende como municipio hizo un acuerdo con la Asociación de Hoteles para frenar la competencia desleal que puede representar esta aplicación.

Entre las medidas a regular está el cambio en el uso de suelo, aunque no han llegado a un acuerdo con la plataforma, es el mismo municipio quien invita a los anfitriones a regularizarse; labor que se ha hecho poco a poco “tocando puertas”, la estrategia sí les ha funcionado, ya que los dueños de propiedades acuden por voluntad a hacer el cambio de uso de suelo y estar en regla con el municipio.

En San Miguel de Allende actualmente hay 3,450 habitaciones de hotel, “si también sumamos los cuartos de Airbnb, al final del día, podemos hospedar a más gente”; sobre todo, enfocándose en el público joven, que generalmente viaja en grupo con amigos y prefieren alquilar una casa, “por eso, estamos tratando de regular todos los Airbnb también”.

Finalmente, la funcionaria señaló que esta expansión económica no se concentra sólo en el turismo, pues también hay empresas interesadas en relocalizarse ahí debido a su cercanía con el norte y centro del país.

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