La clínica al a que asistió presuntamente no tenía licencia para intervenciones médicas, por lo que las autoridades abrieron una investigación
El martes pasado, Aline Ferreira, una reconocida influencer brasileña, falleció. La creadora de contenido, de 33 años, murió debido a complicaciones derivadas de un procedimiento quirúrgico para aumentar el tamaño de sus glúteos. La operación, realizada el 23 de junio en la clínica Ame-se, ubicada en Goiânia, consistió en la aplicación de polimetilmetacrilato en los glúteos. La clínica, sin licencia para operar, ahora está bajo investigación.
Aline Ferreira regresó a su hogar en Brasilia el mismo día de la operación, aparentemente en buen estado. Sin embargo, al día siguiente comenzó a presentar fiebre, lo que preocupó a su esposo. Este acudió a la clínica del biomédico Grazielly da Silva, responsable de la operación, quien le aseguró que la fiebre era normal y que solo debía tomar medicamentos para controlarla.
El estado de salud de Ferreira empeoró rápidamente. El 26 de junio, comenzó a sentir un intenso dolor abdominal y, al día siguiente, se desmayó. Fue trasladada al Hospital Regional de Asa Norte, donde permaneció hasta el sábado, momento en que fue llevada a un hospital privado.
Según medios locales, la familia de Ferreira afirmó que da Silva le inyectó 30 ml de polimetilmetacrilato en cada glúteo. No obstante, da Silva, al visitar a Ferreira en el hospital, negó estas afirmaciones y aseguró haber utilizado únicamente un bioestimulador. Además, sugirió que la infección podría haber sido causada por las sábanas de la casa de la influencer.
La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil indica que el polimetilmetacrilato, un gel inyectable, solo debe emplearse en casos de enfermedades graves, como la poliomielitis. Este producto no está aprobado para fines estéticos, lo que agrava la situación de da Silva, quien fue detenido el martes como parte de la investigación y como presunto responsable de la muerte de Aline.
La Policía Civil de Goiás clausuró su clínica, que operaba sin licencia sanitaria y no estaba registrada en el Consejo Regional de Biomedicina de Goiás. Ferreira, quien era madre de dos hijos, solía subir cosas de moda, viajes y vida cotidiana en las redes sociales. Su esposo, devastado por la pérdida, ha hecho un llamado a la conciencia sobre los peligros de los procedimientos estéticos no regulados.