El magnate Mohamed Al Fayed es la única persona que se atrevió a calificar de nazi y fascista al hoy fallecido príncipe Felipe de Edimburgo y esposo de la reina Isabel II.

Fue dueño del hotel Ritz en París, del cual salieron una noche fatídica de 1997 su hijo Dodi y la princesa Diana para morir en lo que aparentemente fue un accidente de tránsito.

Asimismo, fue propietario de los grandes almacenes Harrods de la capital británica desde el año 1985 hasta su venta a la familia real catarí en mayo de 2010 por una cantidad cercana a los 1 mil 500 millones de libras esterlinas.

El madre de Dodi, quiso darse el gusto de ver interrogados en público al príncipe Carlos de Inglaterra y a su hoy fallecido padre el príncipe Felipe, cuestión que no logró debido a que durante el juicio hizo esas declaraciones embarrando a todos y, desafortunadamente para él, el dolor de haber perdido a su hijo lo hizo desviar la atención del tema principal en aquel momento, determinar si fue accidente o asesinato.

Así, el multimillonario destrozó en tres horas los cinco meses de paciente trabajo de su abogado, Michael Mansfield. Si éste había logrado hacer germinar en la mente de alguien la semilla de la duda a favor de la teoría de la conspiración para explicar la muerte de Diana de Gales y Dodi, el pasional Al Fayed pulverizó esos brotes.

En su comparecencia, el multimillonario egipcio dio la impresión de que el dolor le nubló la razón.

Al Fayed metió en el mismo saco conspirativo a todo lo que se movía, desde el gran líder que dirigió el “asesinato”, Felipe de Edimburgo, al primer ministro de la época, Tony Blair, pasando por el príncipe Carlos, los servicios secretos británicos y franceses.

También incluyó al equipo sanitario que tardó dos horas en llevar a la moribunda Diana hasta el hospital; a los dos patólogos que hicieron las autopsias; al fotógrafo James Andanson- cuyo cuerpo apareció meses después en su coche incendiado-; al entonces embajador británico en París, sir Michael Jay; al cuñado de Diana y entonces al servicio de la casa real, sir Robert Fellowes; al ex mayordomo Paul Burrell y a otra de las hermanas de la princesa, lady Sarah McCorquodale. Todos fueron acusados por Al Fayed de acabar pasándose al enemigo.

Sin pelos en la lengua, el millonario egipcio Mohamed Al Fayed acusó a la familia real británica de conspirar para que los servicios secretos del Reino Unido asesinaran a la princesa Diana de Gales y su hijo, Dodi.

Al Fayed declaró en calidad de testigo ante la investigación judicial que intentó aclarar las causas de la muerte de Lady Di, que se abrieron en octubre de 2007 en el Tribunal Superior de Londres.

El millonario, llegó al tribunal rodeado de guardaespaldas y subrayó su esperanza de que “se sepa la verdad”, tras “luchar durante diez años” por lograr ese objetivo.

Dos pesquisas policiales previas, una francesa y otra británica, concluyeron que el suceso se debió a un accidente causado porque el conductor conducía muy rápido y bajo la influencia del alcohol.

Sin embargo, el multimillonario no se dio por convencido y sostuvo que el siniestro fue obra de una “conspiración del ‘establishment’” o de ciertas “fuerzas oscuras”. Diana, de 36 años, murió el 31 de agosto de 1997 junto a su novio, Dodi Al Fayed, de 42, y el chófer del vehículo, Henri Paul, tras colisionar su automóvil contra una columna del parisino túnel de Alma cuando era perseguido por varios “paparazzi”.

Vestido con un traje azul a cuadros y tenso por momentos, Al Fayed apuntó con su dedo acusador hacia el príncipe Felipe, duque de Edimburgo y esposo de la reina Isabel II, y el príncipe Carlos, heredero al trono y ex marido de la princesa.

“Diana me dijo que sabía que el príncipe Felipe y el príncipe Carlos estaban intentando librarse de ella”, afirmó Al Fayed.

Sin presentar prueba concluyente alguna, el multimillonario aseguró que la pareja fue “asesinada” por el MI6 bajo órdenes del duque de Edimburgo, a quien tildó de “racista” y “nazi”.

El millonario, que trató de persuadir con sus argumentos al jurado, también implicó en el supuesto complot al príncipe Carlos. En opinión de Al Fayed, el heredero al trono actuó como cómplice para “despejar el camino” y poder casarse con su actual esposa, Camilla Parker Bowles, a la que llegó a llamar “cocodrilo”.

Preguntado por el abogado de la pesquisa judicial, Ian Burnett, si la reina Isabel II también estaba al tanto de la conspiración, Al Fayed respondió: “No tengo ni idea. No lo creo”.

Diana, recalco el exdueño de Harrods, “sufrió durante veinte años a esta familia Drácula”, que “acabó con ella”. Asimismo, el acaudalado egipcio relató cómo la princesa le confesó en una conversación telefónica que estaba embarazada de Dodi, quien a su vez le reveló, “una hora antes de que fueran asesinados”, su intención de pedir la mano de la princesa.

“Diana sufrió durante años a esta familia de Drácula”

Según la teoría de Al Fayed, la familia real quería evitar a toda costa que su hijo, un musulmán, contrajera matrimonio con Lady Di y se convirtiera en el padrastro del futuro rey de Inglaterra, en alusión al príncipe Guillermo, hijo mayor de Diana y Carlos.

El millonario no dejó títere con cabeza e involucró en la supuesta conspiración a los servicios secretos franceses; al entonces embajador británico en Francia, Michael Jay; a la hermana de la princesa, Sarah McCorquodale, y -por si fuera poco- al primer ministro del Reino Unido en aquella época, Tony Blair, entre otros.

“Mucha gente estuvo implicada en la conspiración”, espetó con cierta ironía el juez encargado de la investigación, Scott Baker, lo que provocó risas en el llamado “tribunal anexo”, una gran carpa habilitada para que la prensa y el público siguieran a través de grandes pantallas las deliberaciones de la Sala 73, que acogió entonces la pesquisa, lo que al final fue una contundente derrota para el Magnate Mohamed Al Fayed.

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